Santa Sofía de Constantinopla es uno de los monumentos históricos más importantes y mejor conservados en el mundo. Con más de 1500 años de historia, este templo fue primero una iglesia católica, luego fue convertida en una mezquita y finalmente, se convirtió en un museo. Santa Sofia de Constantinopla es reconocida mundialmente por su gran belleza arquitectónica y por su rica historia, siendo un importante monumento tanto para el imperio bizantino como para el otomano.
Tabla de contenido:
Santa Sofía significa “Sabiduría Divina” en griego, originalmente era una iglesia ortodoxa dedicada a la sabiduría santificada, y no a Santa Sofía, como erróneamente se cree. Los turcos llaman a este monumento Aya Sofya, mientras que en otras partes del mundo se conoce como Hagia Sophia. El monumento es considerado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, además, es uno de los mejores ejemplos sobrevivientes de la arquitectura bizantina.
Durante sus primeros 800 años, Santa Sofia fue el mayor edificio de cúpula en el mundo, es tan grande que la estatua de la Libertad cabe completa dentro de ella. Además, Santa Sofia está ubicada en una zona privilegiada de Estambul, muchos otros monumentos históricos han sido construidos a sus alrededores, incluyendo la mezquita azul, sin embargo, ninguno tiene las dimensiones de esta maravilla arquitectónica.
Santa Sofia de Constantinopla fue construida durante el ascenso del imperio Bizantino y el descenso del Imperio Romano, la estructura que hoy conocemos como Santa Sofia es la tercera reconstrucción de esta en ese sitio.
La primera iglesia fue construida por el emperador Constancio II (337-361), hijo del emperador Constantino I. La iglesia se llamaba Megale ekklesia, que significa gran iglesia, pero luego pasó a llamarse Hagia Sophia. Esta iglesia era una basílica con techo de madera con una nave flanqueada por dos o cuatro pasillos, cada uno con una galería. Esta iglesia fue incendiada en gran parte en 404 durante unos disturbios.
La segunda iglesia fue construida por el arquitecto Ruffinos, el emperador Teodosio II en 415. Esta iglesia también fue construida como basílica y techo era de madera. Tenía 5 naves, 3 puertas y una entrada monumental. La segunda Hagia Sophia fue incendiada en 532 después de los disturbios de Nike contra el emperador Justiniano I.
Para ese entonces Constantinopla estaba en su máximo esplendor bajo el mandato del Emperador Justiniano I, quien combino el poder militar secular del imperio romano con el fervor del cristianismo como la religión del estado, logrando conquistar gran parte del mediterráneo.
Justiniano necesitaba un símbolo del poder de este nuevo imperio, para ello necesitaba construir una estructura tan magnífica diferente al resto de los monumentos conocidos. Para la época, las iglesias eran basílicas con una estructura rectangular, mientras que los grandes edificios de poder político tenían formas circulares y domos como el Panteón.
Justiniano quería construir algo totalmente diferente, su intención era fusionar los secular y lo religioso en un solo edificio de magnitudes impresionantes. Sobre las ruinas de la iglesia Santa Sofia, Justiniano decidió construir en el año 532 una iglesia que maravillara al mundo. Para ello contrato a un físico llamado Isidoro de Mileto y un matemático llamado Antemio de Tralles como arquitectos de la obra.
Para poder construir el domo circular más grande del mundo sobre una base rectangular, estos arquitectos tuvieron que crear elementos arquitectónicos completamente nuevos.
El diseño de Santa Sofia de Constantinopla usa el arco romano como base; cuatro grandes arcos funcionan como las columnas principales de la estructura. Los arcos estructuras arquitectónicas lo suficientemente fuertes como para soportar el peso de la cúpula, sin embargo, los arcos tienen limitaciones de tamaño, ya que su propio peso termina por deformar las columnas, este problema fue resuelto construyendo muelles masivos colocados en la base de los arcos que limitan la deformación horizontal del arco.
Una vez construida la base, los arquitectos se enfrentaron con el reto de colocar la cúpula sobre los arcos, para ello rellenaron las secciones triangulares entre los arcos de forma curva en las esquinas, creando unas estructuras llamadas pechinas, las pechinas apuntalan las esquinas entre los arcos ayudándolos a llevar el peso de cúpula. Además, dos semicúpulas hacen de contrafuerte de la cúpula central y los muros abiertos están asegurados por contrafuertes.
La cúpula, que sin duda es el elemento arquitectónico más llamativo, con 55,6 metros de altura y 31,87 de diámetro, se apoya sin tambor en cuatro pechinas y está reforzada por cuarenta arcos que funcionan como ventanas, que no solo permiten el paso de la luz, sino que tambien sirven para evitar la acumulación de esfuerzos en la base de la cúpula.
De acuerdo con el cronista oficial de la época, Procopio, la cúpula parece estar “suspendida del cielo por una cadena de oro”. Santa Sofia de Constantinopla tendría el título de la cúpula más grande del mundo, por casi mil años mil años hasta que la iglesia San Pedro en Roma fuera construida en el 1500.
Más de diez mil personas trabajaron en la construcción de Santa Sofia de Constantinopla, cuya construcción solo duro 5 años y termino en el año 537. Hasta el día de hoy, es uno de los mejores ejemplos de reliquias de la arquitectura bizantina, rica en mosaicos y pilares y revestimientos de mármol. Para construir esta estructura se trajeron muchos materiales de todo el imperio, incluyendo piedra amarilla de Siria, pórfido (mármol rojo) de Egipto y columnas helénicas del Templo de Artemisa en Éfeso.
Los terremotos de 553 y 557 causaron daños en la cúpula principal y en la media cúpula oriental. Finalmente, la cúpula principal se derrumbó por completo durante un posterior terremoto del 558 que también destruyó otras áreas de la iglesia. El emperador ordenó la restauración inmediata, la cual se encomendó a Isidoro el Joven, sobrino de Isidoro de Mileto, quien utilizó materiales más ligeros y elevó la cúpula, dando a la construcción su altura interior actual de 55,6 metros.
Por otra parte, Isidoro cambió también el tipo de bóveda, erigiendo una cúpula nervada con pechinas. Esta reconstrucción, que dio a la iglesia su actual forma característica del siglo VI, se completó en el año 562. Los mosaicos se terminaron más tarde, en el momento de Justino II (565-578).
Se dice que cuando el Sultan Mehmed conquisto la ciudad en el año 1453, lo primero que hizo fue entrar a caballo a Santa Sofia y declarar que debía ser transformada en mezquita, tras lo cual uno de los ulemas de su cohorte subió al púlpito y empezó a recitar el shahada.
Así, Santa Sofia se convirtió en Ayasofya: la mezquita imperial de Estambul. Las zonas aledañas fueron desalojadas para construir lo que sería el Palacio Topkapi, eventualmente durante el dominio otomano se le añadieron detalles arquitectónicos islámicos, como el mihrab, el minbar y cuatro minaretes. Las campanas, el altar, el iconostasio y los vasos de sacrificio fueron retirados, y muchos de los mosaicos fueron revestidos de yeso. Gran parte de las reliquias y objetos de valor dentro de la iglesia fueron saqueados o destruidos durante la conquista.
El edificio funciono como mezquita hasta 1931, fecha en que fue cerrado al público por el gobierno de Turquía hasta su reapertura, ya como museo, en 1935 a petición del presidente turco Kemal Atatürk.
En ese momento se retiraron las alfombras de oración, mostrando el mármol debajo, pero los mosaicos permanecieron en gran parte enlucidos. Algunos de los paneles caligráficos se enviaron a otras mezquitas, pero quedaron ocho redondeles que aún se pueden ver hoy.
Cuando entras por primera vez, notaras dos urnas redondas hechas de alabastro a la derecha ya la izquierda. Estos se agregaron durante el período otomano alrededor del siglo XVI, y el mármol se obtuvo de Pérgamo.
En el piso de la catedral hay un área cuadrada pavimentada con piezas de mármol de colores, que se llamaba “Omphalion” donde los emperadores bizantinos solían ser coronados. Se creía que este era el centro del mundo.
Actualmente en el interior de Santa Sofia, se pueden apreciar los hermosos mosaicos restaurados de la época bizantina. Los más famosos están en las galerías del nivel superior, entre ellos el Deësis con el Cristo Pantocrator.
Tambien se pueden observar los medallones de madera con caligrafía islámica, suspendidos del domo central, con los nombres de Allah y Muhammad, y los primeros cuatro Califas.
En el interior de Santa Sofia de Constantinopla se puede ver la reunión de religiones islámicas y cristianas en los símbolos que se muestran, como el mihrab central y el mosaico que representa a la Virgen y el Niño.
La columna de deseos cubierta de bronce en el noroeste del edificio, tambien es un sitio de interés. Se cree que tiene poderes curativos (después de que Justiniano apoyó la cabeza contra él y desapareció su dolor de cabeza). Puedes pedir un deseo si colocas tu pulgar y gira la muñeca.
Plantas
Los visitantes de hoy en día notarán que la Santa Sofía tiene dos niveles, la planta baja y una galería arriba. La presencia de los dos niveles parece indicar que las personas se organizaban según el género y la clase cuando los servicios se llevaban a cabo en la catedral.
En Santa Sofía, una parte de la galería se usaba como una logia imperial, desde donde la emperatriz y, ocasionalmente el emperador, asistían a los servicios.
Mosaicos
Las decoraciones dentro de Santa Sofía en el momento de la construcción eran probablemente muy simples, por ejemplo, imágenes de cruces. Con el tiempo esto cambió para incluir una variedad de mosaicos ornamentales.
A lo largo de los siglos los diferentes emperadores y sultanes fueron agregando retratos imperiales, imágenes de la familia imperial, e imágenes religiosas. En la segunda planta de la basílica se pueden encontrar diversos mosaicos de gran interés histórico. El mosaico más destacado muestra al emperador Constantino y a la emperatriz Zoe adorando a Cristo. Tambien hay un reluciente mosaico de Cristo del siglo XIII, con Juan el Bautista y la Virgen María.
Además de mosaicos, en la segunda planta también se encuentra la tumba de Enrique Dándolo, duque veneciano que murió en Constantinopla en 1205.
Ahora bien, antes de planificar tu viaje debes saber la siguiente información:
¿Dónde Está?
En la Plaza Sultanahmet. Específicamente en Sultan Ahmet Mahallesi, Ayasofya Meydanı, 34122 Fatih/İstanbul.
Horario de visita
El Museo de Santa Sofía abre todos los días excepto los lunes, y el horario depende de la temporada, desde noviembre hasta marzo de 9:00 a 17:00 horas, mientras que desde abril hasta octubre de 09:00 a 19:00 horas. Aunque una vez dentro se puede estar hasta algo más tarde.
Precio de Entrada
Entrada general: 60 liras turcas, unos 10,50 dólares americanos o 9,40 euros. Menores de 8 años entrada gratuita.
¿Como llegar?
Si estas dentro del centro histórico la mejor forma de llegar a Santa Sofia es caminando, ya que todos los monumentos y sitios históricos están cerca entre sí, de hecho, Santa Sofia está a solo 5 minutos caminando desde la mezquita azul de Estambul.
Si estas fuera del centro histórico de Estambul, el tranvía es la forma más cómoda y económica de recorrer el centro histórico de Estambul. Si tomas el tranvía deberás tomar la línea T1 (Bagcilar – Kabataş) y bajarte en las paradas Sultanahmet o Gülhane.
Si estas en el aeropuerto de Estambul, puedes tomar el metro específicamente toma la M1A en dirección a Yenikapi hasta la estación de metro de Zeytinburnu (6 paradas) y luego el tranvía T1.
Cerca de…
Hay muchos lugares históricos cercanos a Santa Sofia de Constantinopla, entre ellos destacan:
Algunos consejos
A diferencia de la mezquita azul, para entrar en Santa Sofia no es necesario cumplir con un código de vestimenta obligatorio, aunque en Estambul siempre se es mejor recibido vistiendo de manera modesta.
La entrada al museo desde el patio es la puerta oeste original, junto a ella se pueden observar los restos de la basílica anterior (la segunda en ser construida). Hay tres puertas que dan acceso al primer corredor, y cinco puertas que llevan al área interior, y nueve puertas más al área central. Las puertas intermedias son más grandes que las puertas laterales porque fueron utilizadas por los miembros de la familia imperial.
A pesar de su inmenso tamaño Santa Sofia es fácil de recorrer, y usualmente hay fila para entrar, pero vale la pena esperar un poco para admirar esta maravillosa construcción.
Santa Sofía de Constantinopla es uno de los monumentos históricos más importantes y mejor conservados en el mundo. Con más de 1500 años de historia, este templo fue primero una iglesia católica, luego fue convertida en una mezquita y finalmente, se convirtió en un museo. Santa Sofia de Constantinopla es reconocida mundialmente por su gran belleza arquitectónica y por su rica historia, siendo un importante monumento tanto para el imperio bizantino como para el otomano.
Tabla de contenido:
Santa Sofía significa “Sabiduría Divina” en griego, originalmente era una iglesia ortodoxa dedicada a la sabiduría santificada, y no a Santa Sofía, como erróneamente se cree. Los turcos llaman a este monumento Aya Sofya, mientras que en otras partes del mundo se conoce como Hagia Sophia. El monumento es considerado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, además, es uno de los mejores ejemplos sobrevivientes de la arquitectura bizantina.
Durante sus primeros 800 años, Santa Sofia fue el mayor edificio de cúpula en el mundo, es tan grande que la estatua de la Libertad cabe completa dentro de ella. Además, Santa Sofia está ubicada en una zona privilegiada de Estambul, muchos otros monumentos históricos han sido construidos a sus alrededores, incluyendo la mezquita azul, sin embargo, ninguno tiene las dimensiones de esta maravilla arquitectónica.
Santa Sofia de Constantinopla fue construida durante el ascenso del imperio Bizantino y el descenso del Imperio Romano, la estructura que hoy conocemos como Santa Sofia es la tercera reconstrucción de esta en ese sitio.
La primera iglesia fue construida por el emperador Constancio II (337-361), hijo del emperador Constantino I. La iglesia se llamaba Megale ekklesia, que significa gran iglesia, pero luego pasó a llamarse Hagia Sophia. Esta iglesia era una basílica con techo de madera con una nave flanqueada por dos o cuatro pasillos, cada uno con una galería. Esta iglesia fue incendiada en gran parte en 404 durante unos disturbios.
La segunda iglesia fue construida por el arquitecto Ruffinos, el emperador Teodosio II en 415. Esta iglesia también fue construida como basílica y techo era de madera. Tenía 5 naves, 3 puertas y una entrada monumental. La segunda Hagia Sophia fue incendiada en 532 después de los disturbios de Nike contra el emperador Justiniano I.
Para ese entonces Constantinopla estaba en su máximo esplendor bajo el mandato del Emperador Justiniano I, quien combino el poder militar secular del imperio romano con el fervor del cristianismo como la religión del estado, logrando conquistar gran parte del mediterráneo.
Justiniano necesitaba un símbolo del poder de este nuevo imperio, para ello necesitaba construir una estructura tan magnífica diferente al resto de los monumentos conocidos. Para la época, las iglesias eran basílicas con una estructura rectangular, mientras que los grandes edificios de poder político tenían formas circulares y domos como el Panteón.
Justiniano quería construir algo totalmente diferente, su intención era fusionar los secular y lo religioso en un solo edificio de magnitudes impresionantes. Sobre las ruinas de la iglesia Santa Sofia, Justiniano decidió construir en el año 532 una iglesia que maravillara al mundo. Para ello contrato a un físico llamado Isidoro de Mileto y un matemático llamado Antemio de Tralles como arquitectos de la obra.
Para poder construir el domo circular más grande del mundo sobre una base rectangular, estos arquitectos tuvieron que crear elementos arquitectónicos completamente nuevos.
El diseño de Santa Sofia de Constantinopla usa el arco romano como base; cuatro grandes arcos funcionan como las columnas principales de la estructura. Los arcos estructuras arquitectónicas lo suficientemente fuertes como para soportar el peso de la cúpula, sin embargo, los arcos tienen limitaciones de tamaño, ya que su propio peso termina por deformar las columnas, este problema fue resuelto construyendo muelles masivos colocados en la base de los arcos que limitan la deformación horizontal del arco.
Una vez construida la base, los arquitectos se enfrentaron con el reto de colocar la cúpula sobre los arcos, para ello rellenaron las secciones triangulares entre los arcos de forma curva en las esquinas, creando unas estructuras llamadas pechinas, las pechinas apuntalan las esquinas entre los arcos ayudándolos a llevar el peso de cúpula. Además, dos semicúpulas hacen de contrafuerte de la cúpula central y los muros abiertos están asegurados por contrafuertes.
La cúpula, que sin duda es el elemento arquitectónico más llamativo, con 55,6 metros de altura y 31,87 de diámetro, se apoya sin tambor en cuatro pechinas y está reforzada por cuarenta arcos que funcionan como ventanas, que no solo permiten el paso de la luz, sino que tambien sirven para evitar la acumulación de esfuerzos en la base de la cúpula.
De acuerdo con el cronista oficial de la época, Procopio, la cúpula parece estar “suspendida del cielo por una cadena de oro”. Santa Sofia de Constantinopla tendría el título de la cúpula más grande del mundo, por casi mil años mil años hasta que la iglesia San Pedro en Roma fuera construida en el 1500.
Más de diez mil personas trabajaron en la construcción de Santa Sofia de Constantinopla, cuya construcción solo duro 5 años y termino en el año 537. Hasta el día de hoy, es uno de los mejores ejemplos de reliquias de la arquitectura bizantina, rica en mosaicos y pilares y revestimientos de mármol. Para construir esta estructura se trajeron muchos materiales de todo el imperio, incluyendo piedra amarilla de Siria, pórfido (mármol rojo) de Egipto y columnas helénicas del Templo de Artemisa en Éfeso.
Los terremotos de 553 y 557 causaron daños en la cúpula principal y en la media cúpula oriental. Finalmente, la cúpula principal se derrumbó por completo durante un posterior terremoto del 558 que también destruyó otras áreas de la iglesia. El emperador ordenó la restauración inmediata, la cual se encomendó a Isidoro el Joven, sobrino de Isidoro de Mileto, quien utilizó materiales más ligeros y elevó la cúpula, dando a la construcción su altura interior actual de 55,6 metros.
Por otra parte, Isidoro cambió también el tipo de bóveda, erigiendo una cúpula nervada con pechinas. Esta reconstrucción, que dio a la iglesia su actual forma característica del siglo VI, se completó en el año 562. Los mosaicos se terminaron más tarde, en el momento de Justino II (565-578).
Se dice que cuando el Sultan Mehmed conquisto la ciudad en el año 1453, lo primero que hizo fue entrar a caballo a Santa Sofia y declarar que debía ser transformada en mezquita, tras lo cual uno de los ulemas de su cohorte subió al púlpito y empezó a recitar el shahada.
Así, Santa Sofia se convirtió en Ayasofya: la mezquita imperial de Estambul. Las zonas aledañas fueron desalojadas para construir lo que sería el Palacio Topkapi, eventualmente durante el dominio otomano se le añadieron detalles arquitectónicos islámicos, como el mihrab, el minbar y cuatro minaretes. Las campanas, el altar, el iconostasio y los vasos de sacrificio fueron retirados, y muchos de los mosaicos fueron revestidos de yeso. Gran parte de las reliquias y objetos de valor dentro de la iglesia fueron saqueados o destruidos durante la conquista.
El edificio funciono como mezquita hasta 1931, fecha en que fue cerrado al público por el gobierno de Turquía hasta su reapertura, ya como museo, en 1935 a petición del presidente turco Kemal Atatürk.
En ese momento se retiraron las alfombras de oración, mostrando el mármol debajo, pero los mosaicos permanecieron en gran parte enlucidos. Algunos de los paneles caligráficos se enviaron a otras mezquitas, pero quedaron ocho redondeles que aún se pueden ver hoy.
Cuando entras por primera vez, notaras dos urnas redondas hechas de alabastro a la derecha ya la izquierda. Estos se agregaron durante el período otomano alrededor del siglo XVI, y el mármol se obtuvo de Pérgamo.
En el piso de la catedral hay un área cuadrada pavimentada con piezas de mármol de colores, que se llamaba “Omphalion” donde los emperadores bizantinos solían ser coronados. Se creía que este era el centro del mundo.
Actualmente en el interior de Santa Sofia, se pueden apreciar los hermosos mosaicos restaurados de la época bizantina. Los más famosos están en las galerías del nivel superior, entre ellos el Deësis con el Cristo Pantocrator.
Tambien se pueden observar los medallones de madera con caligrafía islámica, suspendidos del domo central, con los nombres de Allah y Muhammad, y los primeros cuatro Califas.
En el interior de Santa Sofia de Constantinopla se puede ver la reunión de religiones islámicas y cristianas en los símbolos que se muestran, como el mihrab central y el mosaico que representa a la Virgen y el Niño.
La columna de deseos cubierta de bronce en el noroeste del edificio, tambien es un sitio de interés. Se cree que tiene poderes curativos (después de que Justiniano apoyó la cabeza contra él y desapareció su dolor de cabeza). Puedes pedir un deseo si colocas tu pulgar y gira la muñeca.
Los visitantes de hoy en día notarán que la Santa Sofía tiene dos niveles, la planta baja y una galería arriba. La presencia de los dos niveles parece indicar que las personas se organizaban según el género y la clase cuando los servicios se llevaban a cabo en la catedral.
En Santa Sofía, una parte de la galería se usaba como una logia imperial, desde donde la emperatriz y, ocasionalmente el emperador, asistían a los servicios.
Las decoraciones dentro de Santa Sofía en el momento de la construcción eran probablemente muy simples, por ejemplo, imágenes de cruces. Con el tiempo esto cambió para incluir una variedad de mosaicos ornamentales.
A lo largo de los siglos los diferentes emperadores y sultanes fueron agregando retratos imperiales, imágenes de la familia imperial, e imágenes religiosas. En la segunda planta de la basílica se pueden encontrar diversos mosaicos de gran interés histórico. El mosaico más destacado muestra al emperador Constantino y a la emperatriz Zoe adorando a Cristo. Tambien hay un reluciente mosaico de Cristo del siglo XIII, con Juan el Bautista y la Virgen María.
Además de mosaicos, en la segunda planta también se encuentra la tumba de Enrique Dándolo, duque veneciano que murió en Constantinopla en 1205.
Ahora bien, antes de planificar tu viaje debes saber la siguiente información:
En la Plaza Sultanahmet. Específicamente en Sultan Ahmet Mahallesi, Ayasofya Meydanı, 34122 Fatih/İstanbul.
El Museo de Santa Sofía abre todos los días excepto los lunes, y el horario depende de la temporada, desde noviembre hasta marzo de 9:00 a 17:00 horas, mientras que desde abril hasta octubre de 09:00 a 19:00 horas. Aunque una vez dentro se puede estar hasta algo más tarde.
Entrada general: 60 liras turcas, unos 10,50 dólares americanos o 9,40 euros. Menores de 8 años entrada gratuita.
Si estas dentro del centro histórico la mejor forma de llegar a Santa Sofia es caminando, ya que todos los monumentos y sitios históricos están cerca entre sí, de hecho, Santa Sofia está a solo 5 minutos caminando desde la mezquita azul de Estambul.
Si estas fuera del centro histórico de Estambul, el tranvía es la forma más cómoda y económica de recorrer el centro histórico de Estambul. Si tomas el tranvía deberás tomar la línea T1 (Bagcilar – Kabataş) y bajarte en las paradas Sultanahmet o Gülhane.
Si estas en el aeropuerto de Estambul, puedes tomar el metro específicamente toma la M1A en dirección a Yenikapi hasta la estación de metro de Zeytinburnu (6 paradas) y luego el tranvía T1.
Cerca de…
Hay muchos lugares históricos cercanos a Santa Sofia de Constantinopla, entre ellos destacan:
Algunos consejos
A diferencia de la mezquita azul, para entrar en Santa Sofia no es necesario cumplir con un código de vestimenta obligatorio, aunque en Estambul siempre se es mejor recibido vistiendo de manera modesta.
La entrada al museo desde el patio es la puerta oeste original, junto a ella se pueden observar los restos de la basílica anterior (la segunda en ser construida). Hay tres puertas que dan acceso al primer corredor, y cinco puertas que llevan al área interior, y nueve puertas más al área central. Las puertas intermedias son más grandes que las puertas laterales porque fueron utilizadas por los miembros de la familia imperial.
A pesar de su inmenso tamaño Santa Sofia es fácil de recorrer, y usualmente hay fila para entrar, pero vale la pena esperar un poco para admirar esta maravillosa construcción.